¿Cuánta basura electrónica genera México? La respuesta es grande: 1,500 millones de toneladas al año, el equivalente a llenar 3 mil veces el estadio Azteca. Cabe destacar que nuestro país ocupa el décimo lugar a nivel mundial y el tercero en América, en datos que la UNAM publicó en 2022. A esto, debemos sumarle los desperdicios industriales, que también reciben el nombre de scrap y tienen una gran ventaja: puede reutilizarse para reintegrarse a la cadena de suministro de las empresas.
¿Qué es el Scrap o desperdicio?
El scrap, también llamado desperdicio, es todo aquel material, producto o insumo que se genera durante un proceso y que ya no puede aprovecharse porque presenta defectos, daños o no cumple con las especificaciones de calidad requeridas.
A diferencia de la merma, que puede ser una pérdida natural o esperada, el scrap representa un desperdicio evitable, asociado generalmente a fallas en el proceso, errores humanos, maquinaria defectuosa o condiciones inadecuadas de operación. En términos operativos, el scrap implica costos, disminuye la eficiencia y refleja oportunidades de mejora dentro del sistema productivo.
Tipos de Scrap
Los tipos de scrap se clasifican según el origen del desperdicio dentro del proceso productivo.
Defecto de materia prima: surge cuando el material llega dañado, contaminado o fuera de especificación y no puede usarse adecuadamente.
Error humano: se genera por fallas operativas, como mediciones incorrectas, mala programación de máquinas o procedimientos aplicados de forma inadecuada. También existe el scrap por falla de maquinaria, que ocurre cuando los equipos están descalibrados, desgastados o presentan averías que producen resultados defectuosos.
Diseño del proceso: aparece cuando el propio flujo de trabajo está mal estructurado y provoca desperdicio inevitable, como cortes poco eficientes o uso excesivo de insumos. A esto se suma el scrap por almacenamiento o logística, en el que los materiales o productos se dañan por mala manipulación, golpes, humedad o condiciones inadecuadas de transporte.
Scrap por reproceso fallido: cuando un intento de corrección no cumple con los estándares.
Scrap por obsolescencia o caducidad: cuando el material vence o queda inutilizable por el paso del tiempo.
¿Cómo se gestiona el scrap en las empresas?
La gestión del scrap consiste en administrar de manera controlada todo el desperdicio generado dentro de un proceso para identificar sus causas, reducirlo y evitar que afecte la eficiencia operativa.
Este proceso incluye varias etapas clave: primero, la identificación y clasificación del scrap, diferenciando si proviene de defectos de materia prima, errores humanos, fallas de equipo o problemas en el diseño del proceso.
Luego se realiza un registro y trazabilidad que permite saber en qué momento, máquina, turno o área se produjo el desperdicio. A partir de esa información se puede llevar a cabo un análisis de causa raíz para entender por qué ocurrió y qué acciones correctivas se requieren.
La gestión también implica establecer políticas internas de disposición, definir rutas para separar material reciclable del no reciclable y coordinar su eliminación conforme a normas ambientales.
Finalmente, un sistema eficiente de gestión del scrap incorpora medidas preventivas, como mantenimiento planificado, capacitación del personal, estándares claros de operación y mejora continua, con el objetivo de disminuir costos y aumentar la calidad final del producto.
¿Cómo la destrucción en sitio puede gestionar el scrap?
Una empresa especializada en destrucción en sitio puede integrarse estratégicamente a la gestión del scrap, ofreciendo una solución segura y controlada para la disposición final del material que no puede recuperarse. Este tipo de servicios permite garantizar que el desperdicio se destruya de forma inmediata en las instalaciones del cliente, evitando riesgos de fuga de información, uso indebido de productos defectuosos o acumulación de residuos.
Al trabajar con equipos móviles certificados y procesos documentados, estas empresas aseguran cumplimiento normativo, trazabilidad y un manejo ambientalmente responsable, lo que contribuye a que la organización mantenga sus estándares de calidad, reduzca responsabilidades y fortalezca la transparencia en el manejo del scrap.
